martes, 30 de septiembre de 2008

Bienvenidos!!!

Sí, bienvenidos ya que esta es la primera de espero muchas entradas en mi nuevo blog, todo dependiendo de las ganas y la moral que se apoderen de mi ya que no es facil mantener el space, el metroflog, el blog y todos estos espacios con nombre raro que se le haya ocurrido a algun genio, asi que he decidido, para no saturaros es primer dia explicaros el nombre de mi blog. muchos de vosotros ya lo sabeis pero para los que no, me remito a una antigua entrada de "mi espacio"

Una de mitos

Bueno, ya se que estais cansados de leer mi mitica frase de ...y como el ave fénix renacio de sus cenizas... pero es que es algo que me inspira muchos sentimientos asi que hoy voy a hablaros un poco más del tema. Como sabreis el ave fénix es como un ave rapaz envuelta en llamas pero os voy a contar algo de su historia.

Cuenta la leyenda que el Fénix vivía en el Jardín del Paraíso, y estaba anidando en el rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, de la espada del ángel que los desterró saltó una chispa y prendió el nido del Fénix, haciendo que ardieran éste y su inquilino. Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas. Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía, no se sabe si por el fuego que él mismo provocaba o por causa accidental. El Fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo el mismo ave Fénix, siempre única y eterna. Esto ocurría cada 500 años. Según el mito, se le añaden otros dones, como el de la virtud de que sus lágrimas fueran curativas.

Para mi es como un simbolo de superacion de las adversidades, un simbolo de lucha y entrega, de superarse a uno mismo.


Besos para tod@s

6 comentarios:

celtíbera dijo...

Bueno Michael a ver si cuentas muchas cositas que asi me siento mas en casa. Por el momento te voy a meter en los links destacados del piso. Para el que no lo conozca y quiera saber más: http://pisoescultorasorey.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Te acuerdas de todo eh... no se te escapa nada. Wen otro sitio mas donde firmar.. A mi me gustaría k hicieran sopa de esta de figuritas algo mas divertidas...
El ave fenix, ese eres tu!

Anónimo dijo...

Holaaa!! Ya lo he encontrado, chi!! Es que a estas horas una ya le va perdiendo la batalla al sueño, jejeje...

Pues genial que tú también te hayas hecho un blog... Así podré leerte, porque yo sí voy a leerte... :P

Biquiños!! :)

Anónimo dijo...

Qpesao con el fenix!! XD
A ver si me acuerdo de pasar por aqui y escribir de vez en cuando, no prometo nada.

Daniel Villares dijo...

ave fenix!

sabes, siempre que oigo hablar de esto enseguida me viene tu imagen a la cabeza... por qué será? :)

y eso que todavía no vi el tattoo que te hiciste. Aver si nos vemos el finde.

un abrazo!

Anónimo dijo...

Caía la tarde. El cielo estaba hecho jirones rosa y púrpura. La cálida piel de Eva rozaba la suya. Adán sintió pena por el Fénix. Lo habían creido inmortal , pensó. La silueta de fuego ardía en su memoria. Conmocionado, le mostró a la mujer los restos calcinados. Mientras él buscaba hojas con que limpiarse el hollín de la cara y el cuerpo, Eva se sentó sobre unas rocas. Miraba la cueva, las higueras muertas, cuando notó la mano del viento moviendo suavemente las cenizas del ave. Las alzaba y las dejaba caer una y otra vez, tal como si buscara darles orden antes de llevárselas. Sobre la roca el montículo de ceniza se agitaba sin dispersarse, cambiaba de color, lentamente se convertía en plumas rojas y doradas que revoloteando se acomodaban en una forma que parecía guardada en la memoria del aire. En un instante, el plumaje emergió la cabeza del ave. Alzándose de la ruina, como si recién despertara, el pájaro se sacudió y, al hacerlo, la miríada de plumas retornó a su disposición primigenia. Con júbilo, comprendiendo quizás en ese instante el ciclo que su naturaleza repetiría por toda la eternidad, el Fénix abrió sus alas descomunales y, con un impulso grácil y un sonido gozoso, se remontó en el aire. Perplejos, Adán y Eva lo vieron fundirse con los colores del crepúsculo y perderse en el horizonte.

-¿No crees que nos sucederá lo mismo si morimos?

- No lo sé, Eva, no lo sé.


Gioconda Belli, El infinito en la palma de la mano

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Longa vida ao blogue!

um abraço